miércoles, julio 06, 2005

Maitane, maitea

El tema de conversación favorito de Maitane cuando estaba chispa con unos kalis de más era el amor. El nombre de mi ex compañera de piso era como una prolongación, perfeccionamiento o pleonasmo del de Maite, que significa amor o amar en euskera. Me contaba historias aburridísimas sobre los novios que la hicieron sufrir en el pasado. También explicaba sus habilidades en el cortejo amatorio y la importancia del condón en sus escarceos. A sus treinta y pico, había sido una chica promiscua y parafraseando el anuncio de compresas, a Maitane le gustaba ser mujer. Le gusta tanto, que cada tres meses se empapuzaba a pastillas y había que estar alerta.

A veces la escuchaba cuando tenía visitas masculinas. Maitane gemía con una profesionalidad indescriptible, era una artista, era la María Calas del coito, creedme. Sus arrumacos verbales y gritos de placer contaban con la gama y los matices del color blanco para un esquimal. Parecía como si en cada polvo, Maitane sacase a una zorra que nadie conocía, una guarra que no tenía nada que ver con la cerebral y austera chica que leía Best Sellers y devoraba cada capítulo de Friends en el salón.

Un día tonto, revisando el correo, observé entre el montón de cartas un pequeño paquete destinado a Maitane y con el remite más ridículo que había leído en años: “De tu poeta perdido”. Inmediato remolino estomacal. No sólo detesto la falsedad de cortejadores baratos, también me aburre la poesía, no la entiendo. Como diría el amigo Fante, “La poesía es amor y dolor, rimas tontas, sentimientos cursis”. Y eso, precisamente, es lo que debía contener ese paquete bomba, más perjudicial que el amonal o el gas Sarín.

Maitane esperaba ese paquete. Esperaba, más que nada, reafirmar que todavía era una tía deseable, una necesidad para el incauto poeta aburrido, quizá un petardo que estudiaba Audiovisuales o un aficionado con ínfulas que curraba en el Santander.

El caso es que, por no sé qué perverso mecanismo interno, por una de mis disfunciones, me llevé el paquete al bolsillo de mi bata y me lo llevé a mi habitación. Allí encendí un pitillo, lo abrí y descubrí, como había sospechado al toquetearlo disimuladamente, que guardaba unas hojas de papel escritas a mano (¡la poesía!, me dije) y una cinta de audio. Puse el casete en mi desfasado aparato de música y escuché al poeta.

Recitaba versos acompañados a la guitarra. Cantaba Maitane, una canción expresamente escrita para ella. El muy desgraciado ni sabía cantar, ni sabía rimar. Se creía con derecho a aporrear el instrumento y a hacer pasar sus gorgoritos por notas, tonos y estrofas inspiradas. El hijo puta daba asco.

Hoy Maitane ya no está en esa casa ni yo tampoco, pero guardo esa cinta porque creo que ha sido uno de los mejores actos cívicos que he realizado para la comunidad y para ella. Porque aunque haya robado correspondencia privada y haya usurpado a Maitane su libertad para elegir entre este idiota u otros peores, he abortado una historia de amor. Y me siento bien por ello, ¡me siento el Robin Hood de los desesperados de corazón!

Si algún día lees esto, Maitane, maitea, perdóname. Sigo siendo un mierda y mi vida está escrita en prosa.

9 comentarios:

Bellota dijo...
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Anónimo dijo...

Sin palabras que me he quedao....

O_o

"El poeta perdido", no te jode, lo cursi que puede llegas a ser la gente cuando se enchocha.... ¿Tan buena estaba la tía?. ¿Tan bien follaba?.

xDDD

fridwulfa dijo...

Si es que, cuando te pones... qué cabroncete puedes llegar a ser y qué bien puedes llegar a contarlo, jomío. Standing ovation te has ganado hoy.

arckh dijo...

uii... y no cabe la posibilidad que ella se hibiese partido el culo de risa con la cinta? Yo no te perdonaría que me privases de un buen rato de carcajadas!

Anónimo dijo...

hijodeputaaaaaa! (cántese como en una manifestación de estas que convoca Acebes para lo que sea)

Anónimo dijo...

Me parece fatal que esto que has hecho y escrito no haya salido de mi. Es la mayor cabronada costumbrista hiperseborreica mejor contada ever. Te odio, te entiendo.

Nepomuk dijo...

Ay muchacho de fé...a ver si te crees que un poeta perdido que se precie no va a intentarlo otra vez con más poemas, más guitarras y más pétalos de hortensia (que es lo más cursi que se me ocurre).

Mucho me temo que el éxito de aquella historia no fuera tanto por tu intervención como por los índices de glucosa que puede soportar una vena inteligente.

Unknown dijo...

jjuju, la inviolabilidad del correo personal como q te lo pasaste por el forro ;)
se lo tiene merecido, por ese remite obsceno.
otro amante de la prosa, bieeeeen!!

Anónimo dijo...

He descubierto tu blog y me lo voy a leer entero, así he empezado por el 2005, y este será el primer comentario q deje, y seguramente no el último, pues no consigo contención, ni para lo bueno ni para lo malo. Esta entrada, divertidamente irritante.