miércoles, enero 23, 2008

Nunca es tarde

Mírenlo, flotando por el aire, gritando y gozando. Es mi viejo amigo de la infancia Pedro Valle, ya presentado en este blog. Pedro abandonó su trabajo y su vida en Madrid para largarse a Australia a hacer el gamba, como bien demuestra la foto.

El muy cabrón parece feliz y me suele mandar fotos de su viaje por las mañanas, cuando uno está currando en la oficina. No hay derecho.

Pienso al ver su foto. Medito. Me inquieto. Resoplo. Le doy vueltas al tema.

Llego a una conclusión: envidio a Pedro, pero yo no tengo la intención de romper con todo. Para empezar porque soy un urbanita empedernido y para seguir porque me motivan muchas personas que me rodean y varios apasionantes proyectos que tengo entre manos.

Y nunca es tarde. Puede que a los setenta me dé por… esto:


Post relacionado.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

La única diferencia que veo entre Pedro y tú es que tú abandonaste al paracaídas en casa. Beso.

Marta G.Brea dijo...

Jajaja... pues sí debe ser cosa de meigas el que coincidiéramos hoy, porque ya me cuesta creer en las casualidades ;-)

Y me pasa como a ti, envidio a Pelu, pero me cuesta un mundo dar ese paso porque tampoco soy capaz de romper con todo.

Habrá que ver si es cierto lo de ahora o nunca, llegado el momento.

Bss

Otis Driftwood dijo...

Consuélate, Iván. A tu amigo le habrá costado una pasta lo del paracaídas y, analizando fríamente la foto, lo único que está haciendo es jugarse la vida mientras un tío le arrima cebolleta por detrás. En el metro de Madrid, que es mucho más seguro, te la arriman por la módica cantidad de 0,67 euros.

Leo dijo...

OTIS: Jejejeje. Nadie como tú para darle ánimos a alguien, macho ;-).

Yo, como Marta y el propio Iván, no me veo siendo (como diría Robert De Niro en Heat) "una aguja que parte desde cero". Al menos ahora no, porque entre otras cosas la novia, la familia a y los amigos tiran mucho. Sin embargo también conozco gente que un día decidió realizar un cambio radical en su vida, marchándose a Islandia por ejemplo, y no les ha ido mal.

Anónimo dijo...

Me he partido el pecho con el comentario de Otis, cojonudo el tío con lo de la cebolleta. Yo me pregunto: ¿con qué le está aguantando el de azul a tu colega? ¿la expresión de su cara es de placer, de dolor, de miedo o de qué? Yo siempre quise saltar en paracaídas y de hecho, cuando hice la mili, como tenía pensado ir a un cuerpo de élite de nuestro glorioso ejército, lo primero que pensé fue en los “paracas”. Pero como entonces tenías que firmar – mínimo- por dos años, acabé en La Legión, “sólo” por catorce meses del ala. Ahora lo de saltar lo tengo casi descartado, porque mis meniscos están hechos fosfatina y me resultaría incómodo tener un tío detrás con la cebolleta pegada a retambufa, que diría el facha y magnífico Campmany. Además, sabiendo que esa manera de saltar -parece que obligatoria cuando estás empezando- la practicó la mujer de Jordi Pujol, ya entradita en años, no me resulta apetecible: el mérito es, sobre todo, del monitor. Espero que no te hayas cabreado con mi comentario, no era ésa mi intención. La culpa es de Otis.

Awake at last dijo...

Yo creo que ya has roto con unas cuantas cosas, ¿no? :-)

Mks.

IVAN REGUERA dijo...

Awake: Creo que sí. Gracias por recordarlo.

Wallander: No me ofendo, pero no me pongo a bailar cuando alguien me cita a ese facha repugnante y todas sun retafufas.