martes, abril 26, 2011

Una película sensacional

Leo textos sobre estrenos de cine que me sonrojan. Entiendo la “bondad” de un señor que tiene que poner bien una la película de alguien que acaba de pagar un buen dinero por un anuncio de esa película en su periódico, pero hasta un niño de teta sabe que no tiene sentido esforzarse por escribir la crítica de la mayoría de las películas que pueblan nuestras carteleras. ¿Sirve de algo analizar películas cuya poca calidad o trivialidad es evidente, casi ofensiva? Menudo curro… Yo veo la cartelera semanal y no sé qué ir a ver. Y no voy, claro. El panorama de pelis insustanciales es demoledor y crece año a año. En este sentido, me gusta lo que escribió el analista norteamericano David Thomson: “Yo no tengo nada que decir de La guerra de las galaxias. Yo escribo sobre cine porque algunas películas presentan suficientes dosis de arte (o de intento de arte) para justificar el esfuerzo, la emoción que he sentido en la oscuridad. Sobre La guerra de las galaxias no hay nada que decir, porque no tiene arte bastante: la respuesta más elocuente es un ¡guau!, o pulsar la tecla de repetición. La guerra de las galaxias es, para bien o para mal, una película sensacional. Y a mí me gustan las sensaciones, como el agua caliente sobre mi espalda o la sal en mi lengua. Pero en los últimos tiempos están apareciendo demasiadas películas que no merecen el espacio del papel que consumiría escribir sobre ellas, y no digamos el esfuerzo. Que desafían cualquier respuesta crítica o indagación verbal. Que están más allá del análisis. (…) Entiendo la actitud de los críticos que son requeridos para elegir las diez mejores películas de cualquier año determinado, esos que dicen ‘¿Diez?, ¡Eso es mucho!’, o a esos espíritus más generosos, cuyos pulgares han crecido tanto como la nariz de Pinocho de tanto sobrevalorar películas. (…) Nuestros periódicos publican cifras de taquilla como si pretendieran que nos las creyéramos, o que pensáramos que el cine está mejor que nunca. Algunos periódicos, claro, pertenecen a la corporación que controla la industria, y la mayoría no podrían salir adelante sin publicidad cinematográfica. Ha llegado el momento de que la comunidad repare en el compromiso que supone el hecho de que todos los años un periódico como Times gane más de 85 millones en ingresos de publicidad cinematográfica. Porque esta publicidad es la auténtica noticia, más importante que las propias críticas, porque los anuncios dan la medida del impacto de una película. Y eso es a lo único a lo que aspiran muchas de ellas”.

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