martes, mayo 22, 2012

Las tres me resbalan

Contaba Aldous Huxley que “lo que deberíamos mirar son las obras sin pretensiones, satisfechas de ser meramente ellas mismas, contentas de su identidad, no dedicadas a representar un papel”. Me parece algo para imprimir en sangre y enmarcarlo. Quizás hablaba Huxley de lo que conocemos como la obra que pretende ser irreprochable, esa obra cuyas formas pretenden ser parte del canon artístico. Esas obras que de entrada te dicen: MIRA-LO-IMPORTATE-QUE-ES-ESTO-Y-EL-TRASCENDETAL-TEMA-QUE-TRATO. Por ejemplo Ciudadano Kane, de Orson Welles, El Guernica, de Piccasso y Moby Dick, de Herman Melville.

La primera me parece una película brillante pero exhibicionista, exageradamente barroca, aparatosa y nada satisfecha de ser sencillamente ella misma. Parece tener angustia por trascender, por cambiar el cine. EH-MIREN-QUÉ-GRAN-DIRECTOR SOY-EN-CADA-PLANO. Por eso Ciudadano Kane está mayor. Casi nació mayor. El Guernica siempre me ha parecido un cuadro horroroso, un gigante y grotesco disparate, una obra de encargo que no me parece que esté muy contenta de su identidad. Me parece un panfleto, un mal panfleto. También intenté leer Moby Dick, un tostón protagonizado por un personaje, Ahab, hilarante, bobo e insufrible. No pude acabarla por presuntuosa y aburrida.

Cuando intenté leer Moby Dick, volví a ver Ciudadano Kane o me planté nuevamente ante el Guernica me generaron cabreo, indiferencia y modorra. Las tres me resbalan porque las tres tratan con afectación grandes temas que las hacen flemáticas. Las tres son pretenciosas y quieren representar un papel en la historia. Y en las tres me falta algo que, para mí, es indispensable: AIRE. Una distancia, un respeto por el espectador, para que él también cree. Un misterio que te haga salir del cine confuso, con piezas sueltas del puzzle, rumiando el misterio que esconde un plano. El misterio de admirar un cuadro pero no entenderlo del todo. El misterio de una frase o de un final abierto. El misterio que solo los grandes saben esconder y estas obras, tan abusonas, tan “primeras de la clase”, jamás me ofrecieron. Seguro que vosotros también tenéis las vuestras. Escrito los sábados 12 y 19 y lunes 21 de mayo de 2012.

2 comentarios:

napalm dijo...

De acuerdo que Guernica y Ciudadano, o Ciudadano Guernica, yo tampoco lo soporto.

Pero por cercanía me resulta hoy más insufribles las películas de denuncia social española, de los intelectuales del cine que creen ver más allá del común, y sólo ellos entienden la tragedia de la prostitución, o de la exclusión social, la xenofobia, y la guerra civil, cuando suele ocurrir que pretenden con su denuncia ocultar las calvas de sus impotencias artísticas. Menos lecciones.

Por aportar una rajada a una obra universal, diré que Cien años de soledad es una obra magistral a la que la sobran 150 páginas.

Anónimo dijo...

Nunca la he leído, y tras esto NUNCA la leeré. Tienes razón con eso de LOS SOCIAL.

IVAN